Algo de que dicen se caracterizan los cristianos es de no ser religiosos, pero ¿Realmente es esto así o la religión es algo inherente a la naturaleza humana (viejo hombre)?
Recuerdo que de niño siempre antes de la ministración de la cena del señor debíamos de arreglar nuestras cuentas ante Dios para ser dignos, pedir perdón por nuestro pecados y si estábamos distanciados con alguien deberíamos de solucionar nuestras diferencias antes. Pero ¿Esto es a lo que se refería el Apóstol Pablo al participar de la cena indignamente?
Al fin de cuentas parecería que participar del cuerpo y de la sangre de Nuestro Señor es solo el acto religioso de la cena del Señor, un simple acto de adoración externa. Pero esta adoración externa ¿Es un reflejo de la adoración interna?
Cuando participamos del pan ¿ Somos consientes de los que hacemos? Ese pan simboliza su sufrimiento por nosotros. Su sacrificio como cordero de Dios, un sacrificio perfecto, gracias al cual fuimos liberados del yugo de esclavitud (Gal. 5:1) volviéndonos parte del Cuerpo de Cristo (1Co. 12:27) ¿Y cuando participamos de la copa? ¿Sabemos que simboliza el nuevo pacto? Un nuevo pacto con mejores promesas; promesas y bendiciones de las cuales disfrutamos a diario (Heb. 8:6).
Participar del pan es ser miembro de su cuerpo y participar de la sangre es ser participes de su pacto. Entonces podemos decir que si nos consideramos (pruébese cada uno a sí mismo - 1Co 11:28) miembros del cuerpo de Cristo y somos consientes de la magnitud de su sacrificio, vemos en nuestras vidas el fruto de sus bendiciones producto de su sangre, símbolo de un mejor pacto y a pesar de esto llevamos una vida indigna de Cristo, juicio comemos y bebemos para sí (1Co 11:29).
Si somos consientes de que somos miembros del cuerpo de Cristo y participes de un mejor pacto debemos de reflejarlo en nuestras vidas con un comportamiento digno de nuestro Señor.
La consecuencia de participar indignamente, o mejor dicho, no llevar una vida digna de nuestro Señor es: cristianos débiles o enfermos espiritualmente y algunos dormidos (1Co 11:30).
El acto simbólico de la cena del Señor tiene que ser un reflejo exterior de nuestra vida interior..
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